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The National y Mando Diao brillaron en el MAD! Live by Sony

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La noche del viernes en Madrid, además de ser noche de Halloween, se celebraba el MAD! Live by Sony, evento múltiple organizado para celebrarse en el Barclaycard Center (que viene siendo el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid de toda la santa vida) y que, quién lo hubiera dicho, bien podría haberse organizado para ser acogido en Las Ventas o cualquier otro sitio al aire libre, pero claro, este verano loco de otoño era impredecible. Muchos lo hubiéramos celebrado. Desde lo del Madrid-Arena, ciertas cosas son en la capital un incordio y un exceso de medidas de seguridad que no van en pro de la comodidad de la gente, pero es lo que tenemos. Vamos al tema, una noche de conciertos injustamente extraña en la capital, y que hace tiempo veníamos reclamando, con un cartel de relumbrón, aunque no pleno, y un resultado muy satisfactorio que, metafóricamente, cierra el círculo entre las actuaciones de Belako y The National, con ciertos hitos por enmedio. Tuvimos el privilegio de poder fotografiar el evento, y podéis ver el resultado en nuestro álbum de Flickr. Vamos por partes.

Belako

Lore, la bajista de Belako, a primera hora de la tarde

Lore, la bajista de Belako, a primera hora de la tarde

Todo lo que sucediera antes (los ganadores del concurso de bandas emergentes, Jack Knife) no existe para nosotros, y seguro que tampoco para la gran mayoría de la gente que acudió al evento. No eran horas para un viernes laborable. Bastante esfuerzo para llegar a ver a Belako, esta maravillosa banda proveniente de Euskadi, de la que os hemos ido dando cuenta casi a cada paso que han dado, y que a la hora de la merienda nos dieron un concierto que volvió a demostrar lo mucho que crecen a ojos vista. Dispusieron de treinta minutejos para poner encima de la mesa una muestra de su trabajo, en el que incorporaron ejemplos de las ediciones en EP de su cosecha de 2014 mezcladas con temas ya conocidos, y que aprovecharon perfectamente la ocasión para demostrar la creciente sincronización entre ellos y seguir viéndoles crecer cada día, sea en escenarios pequeños o enormes como era el caso. Animales de escenario, capaces de producir discos llamativos pero que tienen frente a la audiencia una garra y frescura que maravillan y sorprenden a partes iguales. Estamos sin duda ante una banda en boga, capaz de conectar con los ya cientos de personas que nos encontrábamos en el recinto a pesar de lo punkarra y agresivo de sus temas mi maneras. Puesta por la mano de alguien al alcance del gran público, no parecen dispuestos a perder la oportunidad, sin imposturas y con la insultante frescura y divertimento acorde a su juventud. Lore, Josu, Lander y Cris dieron, probablemente, el mejor concierto que les hemos visto, y mira que era breve, donde volvieron a mostrarse como enormes las versiones en directo de Zaldi Baltza o Hauted House, enormes en la noche del viernes y magníficas cartas de presentación para los que aún no los conocen.

The Orwells

Mario Cuomo durante la intervención de The Orwells

Mario Cuomo durante la intervención de The Orwells

A partir de aquí, mientras un incesante pero modulado reguero de gente iba llenando el recinto, la cosa, bajo nuestra opinión, fue por barrios, dado que se nos venían encima un montón de bandas de categoría que, sin embargo, terminaban de saciar nuestro apetito musical a tope. Es decir, mucha cosa interesante, nada que te haga perder el tiempo en otros menesteres, pero nada que a priori (salvo Cycle) nos hiciera rasgarnos las vestiduras. Y los primeros fueron The Orwells, banda angelina de indie-rock, de profundo regusto en el buen rock psico-lisérgico sesenta y setentero, con su pose real, o impostada, de amplio colocón etílico, su aparente amateurismo de grupo universitario, y su potencial rockero claramente demostrado. Lo dicho arriba, sin ser algo que te ponga patas arriba, tienen muchas cosas que son aprovechables, y un pequeño puñado de temas perfectamente aptos para ponerles bajo los focos del panorama indie, para empezar ese estupendo tema llamado Who Needs You, o acólitos como Mallrats (La La La) o In My Bed. Prometedores con el carisma de Mario Cuomo al frente -el cual se pasó un buen rato al pie de su propio merchandising-, pero aún inconsistentes como bloque y dejando por ahora un poco la sensación de que son más atractivos que eficaces, estos chicos tienen, si no se tuercen, cosas para seguir creciendo y darnos alegrías. Su concierto fue un buen botón. El tiempo dirá.

Grises

Amancay Gaztañaga, vocalista de Grises

Amancay Gaztañaga, vocalista de Grises

Con esta banda navarra tengo una relación que no termina de cuajar. Grises son buenos, animosos, les veo cosas instrumentalmente muy interesantes, pero no terminan de llegarme del todo. Pertenecen a ese tipo de grupos que encontraron buen maridaje entre ciertos elementos de la escuela New Order con el pop-rock y el espíritu de baile. El problema es que dentro de unos postulados teóricos muy interesantes, a veces se asemejan demasiado a bandas como Delorean o Dorian, y entre tanta “D” y tanta “N” al final te acaban despistando y confundiendo un poco, e incluso tienen sus ramalazos a Two Door Cinema Club o a Crystal Fighters. Aunque son, personalmente, casi todas buenas referencias, entre todo les acaba restando personalidad. Si a ello le sumamos que el tipo de fiesta que arman sobre el escenario es más propia de las dos de la madrugada que de las siete de la tarde, pues el despiste era grande. En cualquier caso lo que hacen, lo hacen muy bien, y desde luego son óptimos para una fiesta como la del viernes, y fueron los encargados de abrir un tramo de la noche que estuvo marcado por la diversión pura y dura. Sobre el escenario son una apisonadora, disparan toneladas de sonido y consiguieron conectar con amplios sectores del público, muchos de los cuales dudo que los conocieran.

Mando Diao

Björn Dixgård, vocalista de Mando Diao, poco antes de pasase la gran parte del concierto a pecho descubierto

Björn Dixgård, vocalista de Mando Diao, poco antes de pasase la gran parte del concierto a pecho descubierto

Porque lo que se nos venía encima después era el poderío de los suecos Mando Diao, otro elemento confirmante de que esta gente del norte tiene una mano especial para la música y un punto de locura encantador, aunque en el caso de esta banda a veces es un pelín prepotente, pero se lo perdonamos, puesto que no se les puede negar que dicha actitud emerge de una solidez envidiable sobre el escenario. Con más de diez años a sus espaldas son uno de esos grupos que, sin llegar a romper, han ido plagando los años con ejercicios de música muy inteligente camuflada de pop y un puñado de grandes temas. Energéticos, teatrales con su rollo de fantoches blancos con garbanzo negro, entregados a lo suyo, e incluso con guiño al público español sacando a Zahara a escena, los suecos dieron un buen repaso a lo que mejor saben hacer: fusionar épocas del pasado en clave indie, desde su escenografía claramente de súper grupo de rock progresivo setentero, pasando por algunas pintas de hippie-rockero sesentero, hasta esas canciones que magistralmente saben mezclar elementos de varias décadas encadenadas, de los sesenta a los noventa, todo ello con una incontestable orientación al divertimento indie, entendido este como un estilo musical global. Sólidos y buenos, con su momento de gloria en la doble interpretación en la canción igualmente llamada.

Cycle

La China Patino durante uno de los números con baile preparados para el concierto de Cycle

La China Patino durante uno de los números con baile preparados para el concierto de Cycle

De nuevo, una banda más propia de cierre de noche que de merienda a una hora temprana, los recién resurgidos Cycle trataron de lidiar con la desbandada general de gente que aprovechó el lapso de tiempo entre los conciertos de Mando Diao y The Kooks para ir al baño, fumar o lo que quiera que hiciera el gentío que desapareció (fuera no estaban, eso seguro, porque una vez se accedía al Palacio ya no se podía volver a salir a la calle). Tal vez sea porque personalmente me atrae mucho el rock electrónico de esta gente, o porque a pesar de contar con algún que otro hit popular, como el Confussion con el que cerraron su intervención, Cycle nunca llegaron a estallar en la década pasada, cuando estaban en activo, y quedaron más bien como una banda de culto para los gastadores de zapatilla irredentos. En cualquier caso, me quedé con la impresión de que ellos llevaban un concierto preparado a conciencia, incluso con números de baile a cargo de la carismática China Patino, pero que la propuesta no acabó de lucir. Es posible que la juventud imperante en el evento jamás hubiera llegado a oír hablar de ellos, y su nuevo tema (temazo, en realidad), Saturday Girl, todavía no ha tenido tiempo suficiente para rodar en las radios y garitos. A lo mejor la situación les pilló con el pie cambiado y no adaptaron su oscura travesía a un público que a lo mejor lo que demandaba eran más payasadas y suecos sin camiseta. Tal vez no fue el concierto más vistoso de la noche, pero personalmente siempre quedo encantada con el directo de Cycle.

The Kooks

Luke Pritchard, vocalista de The Kooks, en el Palacio de los Deportes

Luke Pritchard, vocalista de The Kooks, en el Palacio de los Deportes

Sé que me van a caer palos, pero The Kooks no son precisamente mi banda favorita de aquel post brit-pop de mediados de la década pasada, o como queramos llamarlo. Prometedores en sus inicios, como todos, paradójicamente han cosechado una legión de fans que no termino de entender. Cierto es que estos chicos, con los años, han ido ganando mucha solidez en directo, pero buena prueba del estancamiento que atesoran reside en que buena parte de su concierto se centrase en temas de su primerísima época, al margen de que la voz de Luke Pritchard nos siga pareciendo blanda. Su último disco, Listen, marca un punto y aparte, imitado de The Strokes, en aproximarse a disco-funky, que, a la vista de los resultados, aún es mejor en estudio que en directo, donde aún se les ve poco sueltos a la hora de manejar esas canciones, como si les hubiera tocado bailar con la fea en el baile de graduación. Con todo, su concierto fue muy correcto, por lo que no hay mucho que objetar respecto al punto de que nos gusten más o menos, bastaba con ver lo bien que se lo pasaba la gente, y al fin y al cabo, esto es lo que importa.

The National

Matt Berninger en los primeros momentos del concierto de The National

Matt Berninger en los primeros momentos del concierto de The National

Y al fin llegó el momento que, no para todos, era la cumbre de la noche, la aparición de la amada banda estadounidense. Seamos claros. Deméritos: la excesiva incidencia en su último disco, publicado hace más de año y medio, circunstancia que bien podría haberse utilizado para realizar un concierto de grandes éxitos, o de lo que ellos quisieran -somos fans-, pero menos centrado en estos últimos años. Lo cierto es que siendo Trouble Will Find Me (2013) un disco bellísimo, The National cuentan con tres o cuatro (según los gustos de cada uno) LP’s de mayor calidad que, salvo High Violet (2010), quedan absolutamente olvidados en los conciertos que les hemos visto en el último año. Tampoco podemos negar que, por muy fans que seamos, de tres veces que hemos visto a los de Cincinnati en el último año, tres conciertos prácticamente idénticos que hemos presenciado. A este ritmo ni siquiera a los fans más incondicionales nos va a compensar comprar entradas para ver una y otra vez la misma actuación.

Bryce Dessner, uno de los guitarristas gemelos de The National, en el Palacio de los Deportes

Bryce Dessner, uno de los guitarristas gemelos de The National, en el Palacio de los Deportes

Afortunadamente, eso sí, el pedo de Matt Berninger no fue tan lamentable como el que le presenciamos en el último Primavera Sound, quedando más como una anécdota entrañable que tan solo le hizo sonar muy “Epi” en los comienzos, hasta que fue capaz de calentar la voz decentemente. Una vez pasado este Rubicón, y vencida su aparentemente patológica timidez, todo fue lo de siempre, entrega y desparrame, con el habitual hostiamento de micrófono, el baño de masas que le hizo hasta perder las gafas, y un añadido momento de quedarse completamente en blanco del todo al pie de la batería mientras la banda iniciaba ni más ni menos que Mr. November. Cosas que hacen que el rock sea lo que es y no un programa de la tele, en el fondo, entonamos un bravo al ver que la gente es humana. La audiencia, aunque tal vez no tan numerosa ni entregada como lo estuvo durante The Kooks, coreó de manera casi entrañable gran parte del concierto. Aunque esta actitud debe ser bastante habitual para The National, que parecían más que acostumbrados a ello. Berningeradas a parte, solvencia técnica sensacional, como siempre, con la casi inesperada aportación de Sufjan Stevens durante la casi hora y media de actuación, y mucha locura en los últimos compases, con violentísimas melés de gente intentando tocar a Berninger en sus ya típicos paseos por la pista.

Cerró pues el MAD! Live by Sony con un éxito rotundo, un recinto con sonido más que aceptable, una afluencia de público muy numerosa y un cartel que ya lo habrían querido muchos festivales de verano para ellos. Una suerte tener un evento así en nuestra ciudad que esperamos que se repita el año que viene. Recordad que podéis ver todas las fotos que sacamos en nuestro álbum de Flickr.

La entrada The National y Mando Diao brillaron en el MAD! Live by Sony aparece primero en bSides.


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